Córdoba mora y cristiana

El sábado estuve en Córdoba en el congreso de veterinarios de AVEPA. Me invitó Alejandro Bañares en nombre del “Grupo de gestión”. Paseando con Irene pude volver a disfrutar del espectacular barrio de la judería, la mezquita, las callejuelas, los arcos, los pórticos. Había mucha vida en la calle. Supongo que animada por el buen tiempo. Me pregunto siempre que paso por Córdoba que pasó con la civilización que tenía esa sensibilidad para el arte y ese dominio de la arquitectura y la ciencia. La Historia no parece que sea lineal. Por tanto, nada con respecto a nuestro futuro es evidente ni está garantizado.

Ya en el congreso, como era de esperar, la mayoría de los 700 asistentes se interesaron por las aulas de trauma, dermatología, reproducción y similares. Yo participé como ponente en el aula de gestión de clínicas. Los participantes en mi aula eran veterinarios, propietarios de sus propias clínicas. Prácticamente todos trabajan en clínicas pequeñas de menos de diez empleados. Alguno de ellos tenía una red de cuarenta clínicas organizadas según un modelo parecido a una franquicia.

Me agradó la curiosidad de estos profesionales por el mundo de la gestión de personas y equipos. Son muy conscientes de que, además de ser un buen veterinario, para hacer su trabajo tienen que ser capaces de crear las mejores condiciones para que sus colaboradores puedan desarrollar su capacidad profesional. Llevan años completando la formación clínica con el entrenamiento en gestión aplicada a su sector. A pesar de que su trabajo principal es sanar animales, tuve la sensación de que están mejor preparados para dirigir que muchos profesionales que teóricamente viven propiamente de la gestión.

Allí estuvimos charlando sobre la esencia del liderazgo y sobre la gestión emocional de conflictos. Como siempre ocurre, las preguntas que nacen de la curiosidad real ayudan a construir el discurso y acercar el debate a la realidad de los participantes. Me di cuenta de que había puesto mucho énfasis en explicar por qué la porción directiva no terminaba de provocar el cambio de comportamiento que se esperaría. Lo que viene a ser el diagnóstico que me permite diferenciar la esencia del liderazgo de los aspectos más periféricos. Creo que se puede explicar bien en menos tiempo y reservar un mayor espacio para las soluciones y las acciones que nos permiten desarrollar nuestro liderazgo esencial. Será en la próxima.

Por la noche, Mike, uno de los miembros del equipo de veterinarios, y Javier, nos sorprendieron con un concierto de música diferente en una preciosa capilla de piedra cerca del restaurante donde habíamos cenado. Como pudimos comprobar, Mike y Javier cogen canciones muy conocidas, las despiezan y la vuelven a montar con otra melodía, con otro ritmo más cerca del jazz. De manera que nada suena como se supone que debería ser. Lo mismo cantan por los Beatles, Sting, Tangos, Coplas. Nos encantó una versión de “El palmo” de Serrat en versión Jazz.

Mientras disfrutaba el espectáculo, me divertía observando como mi cabeza quería llevar la canción por su camino conocido a pesar de que los acordes le estaban proponiendo una solución alternativa.

Creo que el disco que van a sacar próximamente se podía llamar “Todo pudo ser diferente”. Mike y Javier nos dieron una tremenda demostración de creatividad y pensamiento libre.

También el desarrollo de la Historia de Córdoba pudo ser diferente. Personas concretas tuvieron comportamientos que fueron dibujando la realidad que conocemos hoy. La realidad es tan poliédrica que es difícil saber qué acciones fueron determinantes y cuáles tuvieron menos peso. ¿Alguien soñó una realidad y se ocupó de crearla en un alarde de liderazgo? o, ¿los acontecimientos históricos se sucedieron de una forma arbitraria e impersonal para traernos hasta aquí? Le preguntaré a Nacho Soriano J.

Gracias chicos, un auténtico placer.

Gonzalo Martínez de Miguel