Adictos al trabajo

Me cuenta mi amiga Lucia que su jefa es una “workaholic”. Parece que trabaja cotidianamente más de 12 horas, come un sándwich en su mesa de despacho, manda mails los fines de semana a horas impropias, organiza reuniones los sábados por la mañana, y quiere que sus colaboradores, entre los que se encuentra mi amiga, estén a su altura y compartan su sobredimensionada dedicación a la empresa.

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